La cuna de la Reforma Protestante
Pocas figuras de la historia alemana han jugado un papel tan relevante en la historia religiosa y cultural de Europa como Martín Lutero. La Reforma llevada a cabo en 1517 supuso para este monje y profesor de Teología su excomunión por parte del Papa y la condena del Emperador, pero trajo, sobre todo, una transformación en la religión, la sociedad, el pensamiento y la lengua alemana. Conocer la historia de la Reforma a través los lugares más significativos de la vida de Lutero nos lleva a adentrarnos en Sajonia y Turingia, dos de los estados de Alemania que más merece la pena conocer.
Algunas ciudades han modificado incluso su nombre pasando a llamarse Lutherstadt (o “ciudad de Lutero”), como es el caso de Eisleben, municipio de Sajonia-Anhalt en la que nació y murió. Resulta curioso que un hombre cuyos viajes determinaron tanto el destino de Europa muriese en la pequeña ciudad en la que había nacido, pero, tal y como afirmó en su lecho de muerte, “Mein Vaterland war Eisleben” (“Mi patria fue Eisleben”). Por ese motivo, la ciudad está prácticamente dedicada a él, y tanto la casa de su nacimiento como la de su muerte son hoy museos con abundante información sobre la Reforma.
Erfurt, ciudad universitaria para el joven Lutero
Fue en Erfurt, capital de Turingia, donde, según cuentan sus creyentes, Lutero “vio la luz”. Esta ciudad, centro cultural y político, atrajo años más tarde a figuras como Bach, Goethe o Schiller. Fue en la Universidad de Erfurt, fundada en 1392 por unos ricos mercaderes, donde tuvo la oportunidad de estudiar entre 1501 y 1505 derecho anglosajón y filosofía. A pesar de que la universidad ya no existe, se puede visitar el complejo Engelsburg, lugar frecuentado por Lutero durante sus años de estudiante, que ha sido transformado en centro cultural. Fue también en Erfurt donde pasó sus primeros años como monje, en el Monasterio de San Agustín, lugar donde ofició su primera misa tras ser ordenado sacerdote.
Lutherstadt Wittenberg, la ciudad testigo del cambio
Sin embargo, podemos afirmar que la ciudad crisol de la Reforma es Wittenberg, también rebautizada como “Lutherstadt”. En esta ciudad universitaria de Sajonia-Anhalt, entonces un hervidero de ideas progresistas, Lutero escribió sus famosas 95 tesis que, según la versión más extendida, clavó sobre las puertas de la Iglesia del Castillo (Schlosskirche). El objetivo de estas tesis fue esencialmente generar un debate al respecto y no necesariamente imponer unas ideas. Sin embargo, trajo consigo una revolución religiosa y social profundamente determinante para Europa. Además de su crítica a la práctica papal de vender indulgencias para perdonar los pecados, empezó a exigirse la aceptación de mujeres en las escuelas o la posibilidad de que los sacerdotes se pudieran casar. Cosa que hizo él con la monja católica Catalina de Bora en la Iglesia de Santa María, también en la ciudad de Wittenberg y donde tuvieron lugar los primeros oficios protestantes de la historia en 1521.
La disputa de Leipzig
El Castillo de Pleissenburg, en Leipzig, la más interesante de las ciudades sajonas actuales, fue escenario entre junio y julio de 1519 de uno de los episodios más significativos para la historia de la Reforma: “la disputa de Leipzig”, en la cual Lutero se enfrentó a opositores y defensores de la Reforma en un debate público. Esta disputa teológica sirvió para desarrollar algunas ideas fundamentales de esta nueva ideología reformadora, que acabó convertida casi en un fenómeno de masas gracias al papel jugado por la imprenta y las posteriores editoriales surgidas en la ciudad de Leipzig.
Wartburg, el lugar que le dio protección
A pesar de las amenazas de las autoridades eclesiásticas, Lutero se negó a retractarse y fue condenado por Carlos V y excomulgado por el Papa León X, teniendo que recluirse en el Castillo de Wartburg. A las afueras de Eisenach, ciudad natal de J. S. Bach, Lutero encontró protección gracias al Príncipe Elector de Sajonia, Federico el Sabio. Entre mayo de 1521 y marzo de 1522, estuvo escondido con el nombre ficticio de Junker Jörg. Durante su estancia tradujo el Nuevo Testamento del griego al alemán, contribuyendo enormemente al desarrollo del alemán escrito. En el interior del castillo se puede visitar el estudio en el que trabajó, así como una galería con los retratos de Lutero realizados por Lucas Cranach el Viejo. Por su significado para la Reforma, la historia y el idioma alemán, el Castillo de Wartburg fue nombrado por la UNESCO en 1999 Patrimonio de la Humanidad.
Celia Martínez | Guía de ruta por Alemania